Huerto de frutales
El espacio donde se encuentra el jardín estaba adosado a la muralla de la ciudad nazarí y fue tras la conquista el huerto del Colegio de San Pablo de la Compañía de Jesús. Cuando el rey Carlos III desamortiza las propiedades de los jesuitas el Colegio pasa a ser sede de la Universidad Literaria de Granada y la huerta se destina a Jardín Botánico para la enseñanza y cultivo de vegetales.
De aquella huerta queda un resto material, la alberca de riego que se ha recuperado parcialmente en los trabajos de restauración del jardín y se muestra como recuerdo del pasado.
Jardín Botánico
A finales del siglo XVIII la política ilustrada dictó la creación en los centros de enseñanza de jardines botánicos. La Universidad de Granada decide en ese momento realizar el suyo, pero hubo que esperar, tras décadas de debates, a mediados del siglo XIX para que se pusiera en marcha.
Después de varios episodios iniciales en la década de 1840, puede considerarse definitivamente establecido en 1850 bajo la dirección de Mariano del Amo y Mora, eminente botánico y primer decano de la recién creada Facultad de Farmacia.
El Jardín cumplía dos objetivos fundamentales, uno didáctico, como lección viva de plantas donde los estudiantes recibían clases de botánico; otro de investigación, como lugar donde se cultivaban plantas medicinales, autóctonas, ornamentales y de interés industrial. En sus plantaciones tuvieron un lugar importante las plantas del macizo de Sierra Nevada, cuya relevancia florística era bien conocida por los naturalistas de la Universidad.
Jardín histórico
El Jardín Botánico ha tenido la suerte de llegar hasta nosotros manteniendo en su trazado la estructura que tenía hace más de 150 años, una rareza que aumenta su valor científico y patrimonial. Su distribución nos enseña como se pensaban este tipo de jardines por los botánicos del siglo XIX. Se conservan además algunos árboles de sus primeros años de existencia.
La restauración realizada en 1998 respetó su trazado original y ha recuperado el sentido de sus plantaciones. Este pequeño jardín científico en el centro de la ciudad de Granada, además de ser una lección de la diversidad vegetal del planeta, representa una muestra viviente de como se entendía la botánica en el momento en que fue creado.
Jardín Botánico
A finales del siglo XVIII la política ilustrada dictó la creación en los centros de enseñanza de jardines botánicos. La Universidad de Granada decide en ese momento realizar el suyo, pero hubo que esperar, tras décadas de debates, a mediados del siglo XIX para que se pusiera en marcha.
Después de varios episodios iniciales en la década de 1840, puede considerarse definitivamente establecido en 1850 bajo la dirección de Mariano del Amo y Mora, eminente botánico y primer decano de la recién creada Facultad de Farmacia. El Jardín cumplía dos objetivos fundamentales, uno didáctico, como lección viva de plantas donde los estudiantes recibían clases de botánico; otro de investigación, como lugar donde se cultivaban plantas medicinales, autóctonas, ornamentales y de interés industrial. En sus plantaciones tuvieron un lugar importante las plantas del macizo de Sierra Nevada, cuya relevancia florística era bien conocida por los naturalistas de la Universidad.
Jardín histórico
El Jardín Botánico ha tenido la suerte de llegar hasta nosotros manteniendo en su trazado la estructura que tenía hace más de 150 años, una rareza que aumenta su valor científico y patrimonial. Su distribución nos enseña como se pensaban este tipo de jardines por los botánicos del siglo XIX. Se conservan además algunos árboles de sus primeros años de existencia.
La restauración realizada en 1998 respetó su trazado original y ha recuperado el sentido de sus plantaciones. Este pequeño jardín científico en el centro de la ciudad de Granada, además de ser una lección de la diversidad vegetal del planeta, representa una muestra viviente de como se entendía la botánica en el momento en que fue creado.
Plano general del jardín botánico
«El Jardín Botánico ha recibido también notable impulso, se ha dividido en varios
grandes cuadros con la conveniente separación por medio de encañados, destinándose seis a la floricultura, uno a vivero y
catorce para la Escuela, clasificados segúnel sistema de Decandolle. Las macetas se han aumentado en unas mil de diferentes
tamaños, adquiriéndose muchas plantas, cebollas y raíces...»Memoria de la Universidad de Granada